El riesgo oculto de mirar el celular en el baño: ¿un hábito peligroso?

En la era digital, el celular se ha convertido en un compañero inseparable, incluso en momentos que antes se consideraban privados o íntimos, como el tiempo que pasamos en el baño. Aunque parece inofensivo, usar el teléfono mientras se está en el inodoro puede traer riesgos tanto para la salud física como para la higiene personal.

Una costumbre extendida

Según estudios recientes, más del 70% de las personas admiten llevar el celular al baño para “pasar el tiempo” mientras cumplen con sus necesidades. Revisar redes sociales, responder mensajes o leer noticias se volvió algo común durante lo que en promedio es un lapso de 10 a 15 minutos.

El riesgo para la salud

Sin embargo, la combinación de humedad, bacterias y el constante contacto con la pantalla puede convertir al celular en un foco de contaminación. Un estudio de la Universidad de Arizona encontró que los teléfonos móviles pueden alojar más bacterias que el asiento del inodoro. Esto aumenta el riesgo de infecciones gastrointestinales o urinarias, especialmente si luego no se practican adecuados hábitos de higiene.

Además, estar sentado en el inodoro durante períodos prolongados puede afectar la salud anal, favoreciendo problemas como hemorroides o fisuras anales. El uso prolongado del celular suele alargar el tiempo en el baño, aumentando ese riesgo.

Problemas posturales y de concentración

El uso del teléfono en esa posición obliga a mantener la cabeza inclinada hacia abajo y las manos en una postura fija, lo que puede provocar tensión muscular y dolor cervical o en las muñecas. También reduce la atención al cuerpo, dificultando detectar señales naturales para evitar el estreñimiento o evacuaciones incompletas.

Recomendaciones simples

Los expertos sugieren que el celular debería quedarse fuera del baño para preservar tanto la higiene como la salud. Si se usa, es fundamental lavarse bien las manos antes y después, y limitar el tiempo que se pasa sentado en el inodoro.

Un buen consejo es reservar el baño exclusivamente para las funciones fisiológicas, sin distracciones que prolonguen el tiempo y comprometan el bienestar.