Harvard frena el embate de Trump contra estudiantes internacionales

Un tribunal federal de Estados Unidos detuvo de forma provisoria una medida impulsada por la administración de Donald Trump que buscaba impedir que la Universidad de Harvard matricule a estudiantes extranjeros. La decisión representa un nuevo capítulo en el creciente enfrentamiento entre la prestigiosa institución académica y el expresidente, quien ha vuelto a instalar un discurso restrictivo respecto de la inmigración educativa en el marco de su nueva campaña presidencial.

La jueza Allison Burroughs, del Tribunal de Distrito de Massachusetts, extendió este jueves una Orden de Restricción Temporal que impide la aplicación inmediata de la política impulsada por el Departamento de Seguridad Nacional. Dicha política había sido anunciada el 22 de mayo, y contemplaba revocar la elegibilidad de Harvard para el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio, lo cual bloquearía la inscripción de alumnos internacionales. La universidad respondió al día siguiente con una demanda formal contra la administración de Trump.

Según el documento judicial, la orden se mantendrá vigente mientras las partes involucradas elaboran una propuesta conjunta —o en su defecto, propuestas individuales— de medidas cautelares que serán evaluadas por la magistrada, quien posteriormente emitirá un fallo definitivo al respecto.

Una ofensiva ideológica y política

Detrás del conflicto se encuentra una postura ideológica que Trump ha comenzado a reforzar de cara a su eventual regreso a la presidencia. El exmandatario ha declarado que la proporción de estudiantes extranjeros en Harvard «debería limitarse al 15%» y exigió a la institución que entregue un listado completo de sus alumnos internacionales, algo que encendió las alarmas en el ámbito académico y de derechos civiles.

Actualmente, más del 27% de la población estudiantil de Harvard corresponde a alumnos internacionales, provenientes de más de 140 países y regiones. La universidad matricula a unos 6.800 estudiantes y académicos extranjeros, en su mayoría en programas de posgrado.

Fondos congelados y presión sobre la autonomía universitaria

Este no es el primer punto de fricción entre Harvard y el gobierno federal bajo la órbita de Trump. Semanas atrás, se congelaron miles de millones de dólares en fondos destinados a la universidad como parte de una presión directa para forzar reformas estructurales en su gobernanza, políticas de ingreso y contratación. Harvard rechazó esas condiciones, y desde entonces la relación institucional ha entrado en un terreno de confrontación abierta.

El caso tiene repercusiones que exceden el campus de Cambridge. Universidades de todo el país observan con atención lo que consideran un peligroso precedente para la autonomía académica y la libertad educativa en Estados Unidos.

El valor estratégico de la internacionalización educativa

Más allá del choque político, el trasfondo también pone en juego un modelo educativo que históricamente ha hecho de la diversidad internacional uno de sus pilares. La decisión de Trump, bajo el argumento de proteger intereses nacionales, se interpreta en muchos círculos como un nuevo intento de cerrar las puertas a talentos globales que nutren la innovación científica, tecnológica y cultural del país.

Mientras el sistema judicial define los próximos pasos, Harvard ha dejado claro que no cederá fácilmente en la defensa de sus principios. La batalla, que comenzó en las aulas y se trasladó a los tribunales, aún está lejos de llegar a su fin.