Violación en grupo

Por Tatiana Bances Lange
“El Rasta”, el militante de La Cámpora, el estudiante universitario, el que siempre toca la guitarra, el que fue en enero a veranear a las sierras de Córdoba, el amante de Spinetta, al que le gusta tomar vino, así es como cualquiera podría haberlos descripto. Son tipos normales, que viven en una sociedad en la que sigue existiendo la posibilidad de que 6 hombres tomen la decisión de violar a una mujer un lunes a las 3 de la tarde. Donde cuentan con la impunidad suficiente para creer que tienen el derecho a disponer del cuerpo de cualquier mujer para satisfacer sus necesidades y deseos sexuales.
Tomás Fabian Dominguez (@thpluggg), Alexis Steven Cuzzoni (@ale__cuzzo), Lautaro Ciongo Pasotti (@stickyfinger98), Ignacio Retondo (@era_de_tontos), Franciasco Jesus Lykan (@francolykan) y Angel Pascal Ramos están imputados por el secuestro y la violación de una mujer. No son monstruos, ni están enfermos, ni son bestias, ni animales son claros exponentes de una cultura patriarcal que tiene aceptada la práctica de la violación como una de tantas formas de sometimiento que ejercen los hombres. Pertenecen a una forma de organización social que da lugar a la violación sistemática de los derechos de las mujeres.
Esta es la descripción de la escena temida por la sociedad: la violación en el espacio público, en la calle, por un grupo de hombres desconocidos, que deciden ser cómplices del sometimiento y abuso de otra persona que se encontraba drogada. Faltaba que sea en la oscuridad para completar el imaginario social de la violación. Puede ser por eso, que se realizó en plena luz del día, que nos parezca más aberrante.
Pero las personas que violan, los varones que violan, suelen hacerlo en la intimidad, a las mujeres que conocen, con las que mantienen un vínculo: a sus esposas, sus amigas, sus novias, sus exs, sus sobrinas, sus primas, sus hijas…
Esto quiere decir que hay esposos que violan, novios que violan, amigos que violan, tíos que violan, etcétera.
Para que quede un poco más claro; si en una relación sexual entre personas mayores de edad no hay consentimiento, es una violación. El consentimiento indica a la otra persona que queremos tener relaciones sexuales es decir, que estamos de acuerdo con determinada práctica sexual con una o varias personas, a la vez que permite marcar los límites de lo que queremos hace, implicando que se deben respetar también los de la otra persona. Esta decisión se tiene que poder tomar sin presiones, ni manipulaciones o engaños y de manera consciente (no estando bajo los efectos de drogas o alcohol). Prestar el consentimiento para un acto no quiere decir que se vaya a prestar el consentimiento para todos el resto.
En los 61 días [1] que llevamos del 2022 vamos contando: 58 femicidios y travesticidios, 74 mujeres desaparecidas, 30 tentativa de femicidio y 358 días sin tehuel.[1] Estos no son casos aislados son parte de un plan sistemático de violación de derechos sostenidos por el patriarcado y el silencio machista.
Con un presupuesto 2021 de 1.3 billones de pesos del Estado Nacional destinados a la ejecución de políticas con impacto de género y diversidad (aproximadamente un 15% del Presupuesto) estás violencias más explícitas y otras más complejas de detectar como la violencia económica, la manipulación, el gaslighting, el ghosteo,la degradación, el acoso, el hostigamiento, la reproducción de patrones y roles estereotipados, el control, entre muchos otros siguen siendo parte de nuestra cotidianidad.
Las violaciones en grupos son situaciones que hoy, como sociedad, decidimos empezar a repudiar abiertamente. Esto quiere decir que todavía nos faltan muchas otras que tenemos naturalizadas, que avalamos o simplemente decidimos ignorar, que continúan profundizando la desigualdad, la discriminación y la violencia.
[1] Datos extraidos del Observatorio Lucía Perez de Violencia Patriarcal www.observatorioluciaperez.org