A 50 años del golpe en Chile: se conoce el espionaje a refugiados en Embajada argentina
Fue presentado un legajo de diez tomos con más de 1.800 folios que la Dippba catalogó con el número 16998 y que contienen datos filiatorios, antecedentes ideológicos y el destino de las más de 600 personas que buscaron refugio en Argentina tras el golpe en Chile.
La Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Dippba) elaboró fichas con información sobre los ciudadanos chilenos y de otros países de América Latina que buscaron asilo en la Embajada argentina en Santiago tras el golpe que derrocó a Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 y, 50 años después, la Comisión Provincial de la Memoria (CPM) entregó ahora esos documentos a quienes pudieron escapar del régimen militar que en esos días instauraba Augusto Pinochet en la nación trasandina.
Se trata de un voluminoso legajo de diez tomos con más de 1.800 folios que la Dippba catalogó con el número 16998 y que contienen datos filiatorios, antecedentes ideológicos y el destino de las más de 600 personas que buscaron refugio en Argentina tras el golpe en Chile.
El viernes, en una ceremonia que se llevó a cabo en la Residencia de la Embajada Argentina en Santiago, una delegación de la CPM entregó esa documentación a ciudadanos chilenos y argentinos que debieron escapar del país tras la caída del gobierno de la Unidad Popular.
Entre las personas que fueron retratadas y fichadas por la Dippba se encontraba el escritor Ariel Dorfman, exfuncionario de la administración de Allende que se refugió en la delegación argentina tras la asonada militar.
“Siento que es una forma de cerrar una historia y hacerlo desde la memoria. Creo que estas son cosas que nunca más pueden volver a pasar”, señaló en diálogo con Télam Mirta Dragoevich, una de las personas que fue fichada en esos legajos confeccionados por la Dippba.
Mirta es argentina y en 1973 tenía 15 años y vivía con sus padres en Chile. Desde su adolescencia asistió al proceso de cambio social que inició el gobierno de Allende.
Su madre se llamaba Alicia y su padre Juan José y había cruzado la cordillera desde su Argentina natal para desempeñarse en una editorial que había sido nacionalizada por la gestión socialista.
Tras el golpe, la familia debió refugiarse en la residencia del embajador argentino junto a otras 600 personas, de distintas nacionalidades.
“Nos tuvimos que refugiar en la residencia de la embajada argentina. Vivíamos con más de 500 personas que tuvieron que escaparse. Pasamos 15 días en esas condiciones. Dormíamos todos juntos en lo que era una especie de salón”, recordó Mirta.
Dragoevich contó que junto con sus padres y hermanos pudieron salir de Chile el 30 de septiembre, con un salvoconducto, en un avión Hércules de la Fuerza Área Argentina que los trasladó hasta el aeropuerto de Ezeiza.
“Nos tuvieron bastante tiempo en el hotel de aeropuerto y recuerdo que allí nos tomaron los datos. Nos sacaron fotos como si fuéramos presos, o detenidos, y con eso confeccionaron las fichas sobre todos nosotros. Era una chica de 15 años y me sometieron a eso”, rememoró.
Poco menos de tres años después de haber huido de Chile, un golpe de Estado genocida se instaló en Argentina y Mirta, junto a su familia, se exilaron en España.
“Volví en 1984, siendo muy joven. Trabajé como periodista en la agencia DyN y después volví a España, donde vivo desde entonces”, reseñó sobre su historia de vida.
Y rememoró: “Treinta años después del golpe en Chile, me reencontré con quienes habían sido mis amigos en esos años y juntos revivimos un montón de experiencias sobre esos años”
Sandra Raggio, directora de la CMP que estuvo en Chile para hacer entrega de esta documentación, consignó en declaraciones a esta agencia que la información fue recabada inicialmente por efectivos de la Policía Federal Argentina, quienes luego distribuyeron la información a los distintos organismos de seguridad y policías del país, entre ellos la Dippba.
“Incluso hubo personal de la Federal que estuvo en la embajada y elaboró fichas en ese lugar. Mientras el país tenía una acción de solidaridad con los perseguidos políticos, una parte del Estado se dedicaba a producir materiales de inteligencia y espionaje”, subrayó Raggio.
El legajo armado por la Dippba incluye un listado de todos los asilados en la embajada, sus profesiones, nacionalidades y filiaciones políticas partidarias, con algunas descripciones particulares.
Además, se incluye una serie de notas periodística que dan cuenta de la evolución de la situación política en Chile y la región tras el derrocamiento de Allende.
Estos materiales están disponibles en la página de la CPM, pero los nombres de las personas citadas están tachados para preservar sus identidades para el público en general.
De todas formas, la información de las personas que fueron objeto de estas actividades de espionaje es accesible formulando una petición a la CPM, que en el 50° aniversario del golpe que entronizó a Pinochet decidió hacer la entrega a los ciudadanos que dejaron Chile.
Toda esta información será exhibida desde hoy por la Fundación Víctor Jara en Santiago, como parte de la muestra “Verdades encontradas”, que también se realizó en Uruguay, al cumplirse los 50 años del golpe de Estado en ese país.
“Ver las fichas de mis padres y entrar de nuevo a la embajada donde estuve de chica es algo muy fuerte. Sentía como si todo hubiera estado detenido en el tiempo. Salí más completa de ese acto. La mejor forma de cerrar heridas es con la memoria, no con el olvido”, puntualizó Mirta.
Télam