Macri, el dueño de la dinamita y de la motosierra

Por Juan Manuel Negri *

Macri tomó la delantera en la pelea que definirá quién será el nuevo jefe de la oposición y ya avisó que es el dueño de la dinamita y de la motosierra. ¿Qué le suma a Milei? ¿Cómo se reconfigura el sistema? ¿Qué pasa con los votos?

La ruptura casi cantada que anticipaban los obscenos coqueteos de Mauricio Macri con Javier Milei se precipitó en apenas 48 horas con el duro fracaso en las elecciones generales como excusa. Por el momento, no se trata de una ruptura de Juntos por el Cambio (JxC), sino más bien del PRO, que blanqueó su división, aunque, claro, implica una reconfiguración de las facciones de la coalición opositora.

De madrugada, mientras los dirigentes todavía no lograban digrir la derrota y mientras Milei ensayaba un brusco viraje de discurso, que incluía ofrecimientos a Patricia Bullrich, a quien había tildado de “Montonera asesina”, y hasta a la izquierda, espacio al que había calificado de “mugre” y de “mierda”, Macri concretó su deseo de destruir a su criatura, de deshacerse de ella de una vez por todas.

El exmandatario se mostró como ese niño caprichoso dueño de la pelota, que termina por pincharla para que nadie más juegue, con absoluta conciencia del daño que conlleva.

En verdad, el expresidente nunca toleró que el gerente de la empresa tuviese ínfulas de dueño, al tiempo que le juró vendetta a un radicalismo al que no tolera y al que Milei está obstinado en agraviar. Desde las sombras, Macri impulsó una interna autodestructiva que diluyó la identidad de JxC, que exhibió una importante crisis de liderazgo, que condujo al naufragio electoral y que terminó por generar las condiciones para crear su nueva SRL, “los dos gatitos mimosos“.

En las últimas horas, Milei, ávido de recibir algún tipo de apoyo en su por ahora raquítica campaña rumbo al balotaje, blanqueó frente a las cámaras de televisión lo que era obvio, que el pacto, rubricado en la oscuridad de la noche, fue impulsado por Mauricio Macri. Hay sectores del PRO que, contrariamente a lo que opina el autor de esta columna, le endilgan la autoría de Milei al expresidente.

Ahora, de movida, la sociedad Macri–Milei arranca con uno de los elementos que tributaron al fracaso electoral de JxC, que fueron las disputas a cielo abierto, con los fragmentos moderados del PRO, la primera plana de la UCR y la Coalición Cívica disparando a plena luz del día contra el expresidente, con muchos argumentos para hacerlo. 

En rigor, una gran mayoría de dirigentes de JxC reniegan de las intestinas peleas “de casta” que hicieron que la coalición diluyara sus energías, mientras del otro lado de la grieta, Sergio Massa logró asordinar los ruidos internos, que caracterizaron al gobierno del ex Frente de Todos, tomar las riendas de la campaña y comunicar propuestas con horizonte de futuro, una condición sine qua non para pulsear cualquier elección.

Asimismo, el pacto del gato y el león, sepulta una de las principales virtudes que tuvo JxC, de ser un instrumento que uniera los fragmentos de un espectro opositor muy diverso, que  fracturado, en la mayoría de los casos, tiende a ser derrotado por el peronismo, siempre y cuando este también logre la costosa tarea de la unidad.

Una incógnita que queda flotando es ¿qué le suman Macri y el pato extraviado a Javier Milei? Si bien, la nueva SRL del expresidente contará con el incondicional auspicio de un conjunto de dirigentes cambiemitas, que le darán algo de volumen al armado libertario, la gran mayoría de los referentes de JxC con tareas de gestión, territorio y estructura, se quedaron con la pelota pinchada.

En esa dirección, vale la pena sopesar que, el origen de los sufragios que cosechó Milei en estas elecciones, por su puesto, provino de ex votantes de JxC, desencantados por la pérdida de identidad de la coalición, las peleas “de casta” antes mencionadas y atraídas por una versión original de la propuesta de cambio en estas elecciones, ante una Bullrich corrida al centro, desdibujada y poco sólida.

Sin embargo, dentro de los poco más de 6 millones de votantes de Bullrich, hay sector en el que predomina un componente antikirchnerista, que será proclive a migrar hacia la nueva SRL de Macri, pero otros lotes, no solo compuestos por radicales sino también por históricos sufragios de JxC, que ven en Milei un límite y que se inclinarán hacia el lado de Massa, otros que se irá al voto en blanco, estrategia que favorece al oficialismo, y finamente otro que se definirá último momento y, probablemente, será el que tuerza el resultado del balotaje del próximo 15 de noviembre. En tanto, es probable que los 2,5 millones de votos de Juan Schiaretti y de la izquierda, se repartan más o menos en porciones similares.

Así, habrá que ver cómo impacta la ruptura del contrato electoral en que incurrieron Macri, Bullrich, y Milei y la consecuente devaluación de su palabra, mediante un pacto cerrado de madrugada, sin un acuerdo programático mediante y sin haber consultado a ninguno de los socios mayoritarios de ninguno de los dos espacios, que en el caso del expresidente se empeñó por apurar su quiebra.

Como sea, como anticipó el autor de esta columna, asistimos una reconfiguración del sistema político, con Massa liderando la nueva aventura peronista, de la cual surgirán nuevos actores y tensiones, otro polo conformado entre los socios moderados de JxC y los gobernadores, y un tercer espacio liberal-libertario.

La pulseada que arrancó es para definir quién será el nuevo jefe de la oposición. De momento, Macri madrugó a JxC y avisó que él es el dueño de la dinamita y de la motosierra.

* Director del diario digital Diputados Bonaerenses