Milei y Macri, preocupados por el crecimiento por derecha de la UCR

Por Sergio Díaz*

Milei ataca al radicalismo porque hace un buen diagnóstico de lo que es en la actualidad el centenario partido y percibe que puede representar un peligro para su principal ambición: ser el líder indiscutido de la derecha en la Argentina.

Hoy el radicalismo es lo que en otras épocas atacaba. Un partido de centro derecha, conservador, fuertemente antiperonista y representante de ciertos sectores económicos poderosos que ven en las formas de Milei un peligro, pero no discute demasiado su contenido. Es por eso que el partido de Yrigoyen y Alem, desdibujado, parece guiado por brújulas que no indican nada certero, como si el partido estuviera navegando en zonas polares.

Este desconcierto, transmite una idea equivocada: que el partido no tiene futuro o rumbo. Pero nada más alejado de la realidad, y Milei lo sabe. Por eso lo ataca.

Milei quiere quedarse con toda la representación de la derecha. La ultra y la no tanto. En este sentido sabe que el radicalismo puede ser un competidor en el terreno de “la no tanto”. Por eso no se cansa de propinarle calificativos que, en el lenguaje libertario y anti casta, son mala palabra. Así los define de “socialistas” y “zurdos” y se burla de su “republicanismo”. Dejar mal parado al radicalismo es apuntar a dejar sin representación a todo el electorado que odia profundamente al kirchnerismo, que es fuertemente antiperonista, pero conserva algún tipo de sensatez y republicanismo y sigue viendo con preocupación a Milei y su entorno, a pesar de haberlo votado en segunda vuelta, o haberlo beneficiado con su abstención.

Un radicalismo que representa esta derecha republicana es el peor enemigo de Milei. Y el presidente lo sabe. Atenta contra su plan de convertirse en el Trump o el Bolsonaro local. Y esto Macri, su gran competidor, también lo sabe. Por eso la mirada de ambos está puesta en la UCR. La de Milei, para aniquilarlo. La de Macri, para que siga siendo un satélite del PRO (acertada figura que inventó Ricardo Alfonsín), como lo fue desde la Convención de Gualeguaychú, reunión partidaria realizada en 2015 -en la que decidió la alianza con Macri- que seguramente pasará a la historia como el momento en la cual se firmó el acta de defunción de cualquier posibilidad de que la UCR continuara siendo aquel partido al que hoy no se parece.

*Pensador contemporáneo