Pyme que cierra, sirve para otra batalla

La frase que hacía referencia a la estrategia de los generales napoleónicos que ordenaban a sus soldados a retirarse a tiempo en lugar de entregar su vida en un enfrentamiento y así poder seguir sirviendo a su patria en futuras batallas, hoy puede aplicarse a los pequeños comerciantes y a los cuentapropistas en el marco de esta economía de guerra provocada por la pandemia.

El gran problema que tienen las PyMEs y los pequeños comercios es la falta de un horizonte claro. El gobierno hace lo que puede. Toma, con dosis homeopáticas, medidas que no permiten planificar ningún negocio; ni siquiera a corto plazo.

Los economistas calculan que, en el mejor de los escenarios, la espalda económica de los comerciantes argentinos no resiste más de 20 días de inactividad. Al día de hoy ya pasaron más de 15. No es extraviado suponer que para fin de la semana entrante, comenzarán los cierres masivos de comercios. Eso va a generar una catarata de problemas compuestos por despidos, suspensiones, corte de la cadena de pago, morosidades, enfriamiento de la economía, falta de aportes impositivos entre otros.

La clave para evitar la muerte de la mayoría de los comercios minoristas es que el gobierno anuncie las medidas con más de anticipación. Por estos días se habla, por ejemplo, de un programa de salida paulatina de la cuarentena. Si bien es imposible conocer la evolución de la pandemia, bien se podrían anticipar posibles escenarios para que los pequeños comerciantes puedan realizar alguna planificación que les permita, aunque no sea lo ideal, retirarse a tiempo para librar otra batalla. Y no esperar a quebrar definitivamente.

Esta lucha, la que libran los comerciantes estos días, parece ya estar perdida. Pero comerciante que se retira a tiempo, si tuviera un escenario claro de lo que piensa hacer el gobierno, serviría para otra batalla: la que hay que librar el día después de la cuarentena.