Cuando solo mueren los de abajo

En general, cuando son asesinados los más pobres, la noticia solo se publica en la sección de Policiales de los diarios o es dramatizada en el noticiero de Telefe o productos informativos similares.

Cuando mueren los más ricos, los casos rompen este vallado, y pasan a ser temas de interés nacional, series de TV y hasta productos de merchandising (la remera de Norita).

La excepción a esta regla pareció romperse por los crímenes que jaquearon a la ciudad de Rosario en los últimos días. Hacemos referencia a las muertes de Héctor Figueroa, taxista; Diego Celentano, también taxista; Marcos Daloia, colectivero; y Bruno Bussanich, playero de una estación de servicio.

Los empresarios del narcotráfico mandaron a sus soldaditos a matar laburantes a sabiendas que la reacción sería muy distinta si los muertos hubieran sido, por ejemplo, un estudiante universitario de clase media, un miembro del gobierno, un turista, un empresario o una señora que salía del shopping.

Si bien los crímenes mantienen paralizada y aterrorizada a la población, las balas suenan aún lejanas de la “gente bien”. La mafia narco lo sabe y los destinatarios de los sangrientos mensajes, también lo entiende así.

La mafia narco deja abierta, de esta manera, una negociación. Nadie quiere que la sangre salga del riachuelo y llegue al rio. Ni los que contratan sicarios -porque cierran toda posibilidad de negociación- ni los que reciben el mensaje -porque se los haría responsable de un caos y descontrol que los podría hacer tambalear en sus puestos-.

SI bien el tema traspasó la sección de policiales, la solución que hasta ahora se propone tiene todos los condimentos de un mega caso policial, pero ninguno relacionado con la real fuente de la solución del problema que pasa por la investigación del lavado del dinero y el entramado mundial del que la Argentina forma parte. No se investiga a fondo este negocio que incluye la venta de armas y de equipamiento de seguridad.

Para los actores de ambas veredas, es negocio que el tema se mantenga así. No sin más muertes. Pero sí con el target acotado.